jueves, 28 de agosto de 2008
La jaula en la que vivo
Un amigo extranjero, me dijo alguna vez que la calle donde vivía acá en Costa Rica, debería llamarse: “Libertad Condicional”. El tipo estaba asombrado por la cantidad de rejas, alambres de navaja, perro, y demás dispositivos de seguridad de toda índole que “afeaban” nuestra ciudad.
El tema venía, a que él sentía que había una paranoia colectiva en Costa Rica…una percepción exacerbada de inseguridad. “En Costa Rica, todo bien” (ya podrán imaginar de donde era el mae). “Acá no es como en otros países”.
Lo cierto es que me puse a reflexionar brevemente sobre su afirmación, y pensé que aunque quizá había alguna dosis de verdad en su comentario, me di cuenta que en cada lugar (al menos desde mi experiencia) donde había una reja, es porque también había una razón de peso para ponerla.
Deseamos que este fenómeno de vivir en jaulas, termine de una vez por todas. Pero no queremos que sea simplemente por moda, o porque queremos que los habitantes de Costa Rica nos hagamos los majes ante la situación. Queremos que si alcanzamos la libertad definitiva sea porque el sentimiento de libertad es genuino y porque de verdad la situación ha mejorado. Queremos que en un futuro no muy lejano, podamos recuperar nuestro derecho de vivir en paz.
En Costa Rica hay tapias de más de un millón de dólares. Por qué no usar ese dinero para crear oportunidades de trabajo ¿o para mejorar la educación? Para que eso suceda, antes hay que arreglar muchas cosas. Muchas.
El tema venía, a que él sentía que había una paranoia colectiva en Costa Rica…una percepción exacerbada de inseguridad. “En Costa Rica, todo bien” (ya podrán imaginar de donde era el mae). “Acá no es como en otros países”.
Lo cierto es que me puse a reflexionar brevemente sobre su afirmación, y pensé que aunque quizá había alguna dosis de verdad en su comentario, me di cuenta que en cada lugar (al menos desde mi experiencia) donde había una reja, es porque también había una razón de peso para ponerla.
Deseamos que este fenómeno de vivir en jaulas, termine de una vez por todas. Pero no queremos que sea simplemente por moda, o porque queremos que los habitantes de Costa Rica nos hagamos los majes ante la situación. Queremos que si alcanzamos la libertad definitiva sea porque el sentimiento de libertad es genuino y porque de verdad la situación ha mejorado. Queremos que en un futuro no muy lejano, podamos recuperar nuestro derecho de vivir en paz.
En Costa Rica hay tapias de más de un millón de dólares. Por qué no usar ese dinero para crear oportunidades de trabajo ¿o para mejorar la educación? Para que eso suceda, antes hay que arreglar muchas cosas. Muchas.
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